Prueba: Citroën C3 Aircross

Ya conoces la historia: todo el mundo quiere SUVs, todo el mundo hace SUVs, y es imposible que Citroën no se lleve su parte del pastel. Así, a finales de 2017 llegó el C3 Aircross, un SUV del segmento B con un aspecto más bien discreto que, comparado con los tenores ostensiblemente dinámicos del segmento, quedaba un poco fuera de lugar. Algo más de tres años y 330.000 unidades después, se produce el habitual restyling: en el orden del día, algunas evoluciones técnicas y (sobre todo) un nuevo morro, que anuncia un nuevo estado de ánimo.

El C3 Aircross me gustó enseguida. Bueno, digamos que me gustó: en comparación con el R/ST/RS/N/S/[…]-Line, innecesariamente sobrecargado de artilugios que se supone que hacen que un pequeño SUV sea tan agresivo como un superdeportivo, el pequeño Citroën tenía una línea sencilla, con curvas suaves y colores vivos. En resumen, era sencillo y no tenía complejos sobre lo que ofrecía. Y tenía mucho que ofrecer, el primero de ellos era un interior súper espacioso y modular con un banco deslizante, un asiento de pasajero plegable, espacio de almacenamiento en todas partes, etc. La propuesta era coherente con el espíritu de Citroën en aquel momento, pero nunca fue realmente entendida por los clientes: se vendieron 330.000 unidades, lo que supone un buen resultado, pero aún está lejos del Peugeot 2008 o del Renault Captur. Por ello, los diseñadores de la marca se han propuesto corregir la situación para esta segunda vuelta, buscando un estilo más ajustado y expresivo, en definitiva, más acorde con las expectativas de los clientes de la categoría, señala el concesionario de coches segunda mano Sevilla Crestanevada.

¿Adivina qué? El estilo cambia. Más concretamente, hay dos novedades importantes, la primera es el frontal completamente rediseñado. Para estar a la altura de las últimas creaciones de la marca, este nuevo C3 Aircross retoma la idea de una parrilla frontal con anillos divididos en los extremos (no puedo describir bien esto sobre el papel, pero se parece a esto: >-^-<) (y luego, en el peor de los casos, sólo hay que ver el CXperience, el 19_19 o los nuevos C4 y C5 X para entender lo que quiero decir). Además, el parachoques se abre más y se ensancha visualmente con un patrón de rejilla vertical de tipo chevron.

La segunda es la oferta de personalización. En el exterior, los «puntuales» (los pequeños toques de color en el faldón delantero, las tapas de los retrovisores y el marco de la tercera ventanilla lateral) pueden vestirse de negro, blanco, naranja o azul -es interesante señalar aquí que los dos últimos colores son «anodizados», con un acabado mate y satinado-. El techo puede seguir acabándose en blanco o negro, hay nuevas llantas disponibles, así como tres nuevos colores: Gris Caqui, Azul Voltaico y Blanco Banquise. En el interior, hay cuatro acabados interiores: Base, Urban Blue, Metropolitan Graphite y Hype Grey, estos tres últimos equipados con los asientos ultraconfortables Advanced Comfort que empiezan a verse en toda la gama. Ah, y la pantalla central es una pulgada más grande.

En la vida cotidiana, muy poco. Pude conducir el C3 Aircross con ambos motores de gasolina, el PureTech 110 con caja de cambios manual y el PureTech 130 con la caja de cambios automática EAT6. Pasar de 110 a 130 te costará 2.400 euros, 2.400 euros que podrían estar mejor invertidos en otra cosa (con las opciones únicas y los ambientes interiores, puedes conseguir algunas configuraciones bonitas): los 110 CV son bastante suficientes y, aunque el control de su caja de cambios es un poco difuso, es divertido hacerle tomar las curvas. Por otro lado, el EAT6 de 130 CV me pareció (como siempre con esta caja de cambios) perezoso, cambiando el mayor número de marchas posible en el menor tiempo posible, dejándonos con la extraña sensación de estar constantemente por debajo de las revoluciones. En cuanto al consumo de combustible, encontré 5,8 l/100 km con el de 110 CV y 7,1 l/100 km con el de 130 CV. Nada nuevo ni sorprendente, pues.